Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador
No
estamos solos. En la oración dejamos la ausencia y nos acercamos a Jesús, que está
lleno de vida porque ha sido fiel al amor del Padre. Jesús nos hace confidencias
profundas, vitales; nos invita a leer nuestra vida con una confianza llena de
audacia en el Padre, el labrador, que sabe lo que nos hace falta. La confianza en
Él no es despreocupación ni indiferencia, es conciencia de que somos amados
incondicional y gratuitamente. Padre,
toda mi hacienda está en tus manos. Tú te ocupas de mí, me cuidas con amor.
Vosotros estáis limpios por las palabras que os he
hablado. Cuando las palabras de Jesús penetran en nuestro
corazón y tocan las preguntas, los gozos y sufrimientos que llevamos dentro, se
limpia nuestra vida, se despiertan la fe, el amor y la esperanza. En las
palabras de Jesús se encierra la fuerza más poderosa que renueva nuestra vida;
en ellas se recrea nuestra identidad. Orar es abrir el oído al espíritu y a la
vida que contienen las palabras de Jesús.
Escucho
con calma tu palabra, Jesús, y tu savia me recorre por dentro.
Yo soy la vid y vosotros los sarmientos. En
la oración silenciosa nos unimos a Jesús; más que hacer nosotros, dejamos que
Él se comunique con nosotros. Su vida nos toca por dentro. La paz, que el Padre
nos regala, puede más que todas nuestras inquietudes. La alegría del Espíritu
nos llena y ahuyenta la tristeza. Cuando
estoy unido a ti, Jesús, los frutos se asoman en los sarmientos de mi vida.
El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto
abundante. Jesús es fiel, siempre permanece con nosotros. Su
mayor deseo es que, pase lo que pase, permanezcamos en Él, Para entrar en ese
hogar de amor, que el Padre y Jesús mantienen entre sí, necesitamos permanecer
unidos a Él. Los sarmientos secos no dan fruto. Permanecemos con Jesús por
medio de la verdad y del amor, gracias al Espíritu. La oración es una
reciprocidad entre Jesús y nosotros, una relación personal de amor con Él. Sin ti, Jesús, no soy nada. Sin ti, Jesús,
no puedo hacer nada. Gloria a ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Amén.
En la celebración eucarística de este quinto Domingo de Pascua recibieron el sacramento del bautismo ocho niños y adolescentes, seis de los cuales se preparan para la Primera Eucaristía. P. Efraín Miranda presidió la celebración y administró el Bautismo.
Momento del Ofertorio
Imagen del Niño Jesús de Pati Pati
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