sábado, 6 de abril de 2013

Domingo segundo de Pascua



Lectura orante del Evangelio: Juan 20,19-31
“La perfección está en quien ama más, en quien mejor obrare con justicia y verdad” (3 Moradas 2,10).
Entró Jesús, se puso en medio y les dijo: ‘Paz a vosotros’. Los discípulos, encerrados y asustados por miedo, son testigos de la aparición de Cristo y reciben de Él el Espíritu Santo. La vida espiando por las rendijas del miedo, esperando que le hagamos espacio a la paz y a la alegría. El encuentro con el Resucitado es siempre una nueva creación para el hombre por medio del Espíritu. Jesús es quien toma la iniciativa. La paz y la alegría son los frutos de la Pascua. Dios quiere al hombre feliz. Vivimos la resurrección porque creemos que Jesús vivo está en medio de nosotros.  
Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Su vida y sus actos solo quieren transmitir la vivencia de Cristo resucitado. Jesús es fuente de la alegría. El Espíritu rompe las puertas y abre esas puertas a la misión. La paz y la alegría son el poder del Evangelio. Una oportunidad para vivir nuestra fe. Cómo nace la nueva fe en los creyentes. Increíble transformación del grupo de los discípulos: de llenos de miedo pasan a estar llenos de alegría. Jesús sopló sobre ellos. El Espíritu es el fundamento de nuestra fe. Enviados a crear. A eso dedicaremos la vida.   
‘Si no veo…, no lo creo’. A los ochos días se reúnen los discípulos para celebrar a Cristo resucitado. Los discípulos comunican a Tomás su experiencia. El encuentro con Jesús acontece cuando estamos en comunión con la Iglesia, con los que están congregados en un mismo Espíritu. El problema está en fiarse de los hermanos. Nuestra fe se apoya en el testimonio de los creyentes. Valorar la comunidad como espacio de acompañamiento y cuidado mutuo. 
‘No seas incrédulo sino creyente’. La fe, vivida a solas, está expuesta al peligro. Acontece el encuentro. El Señor de la Vida lo andaba buscando. Poner nombre a tantos intermediarios que nos transmiten la fe. A tantos que no se dejan vencer por los inviernos. En la intimida es donde mejor se escucha la palabra que enamora. Se trata de creer en el Crucificado. Los hermanos nos evangelizan. Capaces de experimentar la vida de Dios.
¡Señor mío, Dios mío! La fe nos hace experimentar la nueva creación. Tomás se siente llamado a creer con sus hermanos. La fe nos permite entrar en la confianza comunitaria. Vive la Pascua, pasa a la Vida. La muerte en cruz golpeó la fe de los suyos, pero no la destruyó. Los ojos del corazón lo reconocieron. Abrazando cariñosamente al mundo, estamos abrazando a Dios. Aparece una fe nueva. ¿Creemos en el Crucificado? Creo en ti, Jesús crucificado. Te damos gracias, Padre, por Jesucristo nuestro Señor.
Dichosos los que crean sin haber visto. Dichosos los que se fían del testimonio a favor de Jesús. Dichosos los que se abren a la acción y presencia del Espíritu para encontrarse realmente con Cristo resucitado.

¡Feliz Pascua de Resurrección!              P.Pedro Tomas Navajas , (OCD)

No hay comentarios:

Publicar un comentario